Abstencionismo.
El error de los abstencionistas intelectuales españoles y de los comentaristas desde la barrera.
Yo soy un abstencionista español, desde un punto de vista intelectual.
He practicado el abstencionismo intelectual la mayoría de las ocasiones en que he sido convocado a las urnas. ¿Por qué?. Pues porque la Ley que da amparo al Sistema; la Constitución, y la Ley Electoral, que rige la forma de obtener los resultados, me parecen un completo fraude.
La primera me parece un catálogo de decir algo y más adelante lo contrario o la posibilidad de que lo primero acabe siendo lo contrario. Es una Constitución de cara a la galería, pero cobarde, que ni siquiera se atreve a declarar o definir claramente el idioma español; El Español. Se queda en que "el castellano es el idioma del Estado" (cobarde). Además, las leyes fundamentales que promulga, las que confieren el estatus de Estado democrático y de Derecho, lo hace de tal forma (cobarde) que luego se pervierten sin mecanismos de "corrección de errores". Me refiero a cuestiones como la soberanía del pueblo, la división efectiva de poderes (legislativo, ejecutivo, y judicial), y el respeto a los derechos fundamentales de las personas, con mecanismos efectivos para protegerlos.
Y la segunda, sesga completamente el valor del voto de unos españoles frente a otros, y regala poder a unos partidos, en detrimento de otros. La Ley D'Hondt y los mínimos por circunscripción se encargan de ello.
Todo ello conforma un sistema tramposo de entrada, para mí. Por tanto; es lógico no querer saber nada de él, porque te engaña ya de entrada. Así lo planificaron "los padres de la Constitución" y los señoritos y poderes que tenían detrás, incluidos intereses estrangeros.
Así que, desde un punto de vista intelectual; sí, lo lógico es abstenerse.
Ahora bien; una vez lanzada la carrera de aprovecharse de todas esas deficiencias, por parte de, precisamente, los que tienen que regir el país, y pervertir el Estado hasta límites insospechados (con la infinitud de hechos al respecto, por citar uno: "¿de quién depende la fiscalía?, ¿eh?, "¿de quién depende?", de Pedro Sánchez, a la cara de los españoles), donde ya hasta el estamento judicial (en general y sobre todo en sus más altas instancias) trabaja para esa maquinaria perversa y demoledora; se entra en estado de guerra y hay que ser prácticos. Pero
con el abstencionismo, lo único que se hace es ponérselo más fácil.
La única razón que queda en esas circunstancias, para abstenerse, es que no haya un solo partido al que darle el voto útil, porque no haya un solo partido con la dignidad, ideología, y programa creíble, mínimos para dárselo, que puede ocurrir perfectamente. PERO eso ya no es
abstencionismo intelectual, sino coyuntural, que es muy diferente.
Así, en la situación actual, y con unas elecciones habidas hace tres días, Rubén Gisbert y su Junta Democrática, con cientos de miles de seguidores en redes sociales (aun con censura y persecución), Alberto Iturralde, asociaciones como Salgamos a la Calle Ya, etc, etc. (Rubén Gisbert y Alberto Iturralde; herederos intelectuales de Antonio García-Trevijano, abstencionista intelectual de referencia), con todo su discurso correctivo de este Sistema que tenemos en funcionamiento, a los que sumo a Alvise Pérez, que no se ha declarado abstencionista, pero tiene otro pecado "asimilable a ello", con lo que han hecho, o más bien, con lo que no han hecho; lo que han conseguido es no arañar ni un ápice al Estado y a los mecanismos de éste que critican, y con los que estoy de acuerdo y me solidarizo.
Todos ellos no han aprendido todavía, que esta España, su Estado, se montó calculadamente blindado y en permanente modo auto-antifrágil contra los abstencionistas (utilizando el concepto de Nassim Nicholas Taleb): cuanto más abstencionista haya; más fuerte es el Sistema implantado.
Dicho de otra forma:
Este Sistema solo lo cambias desde dentro. Así fue diseñado.
Desde el acceso a determinados Registros de información del Estado, hasta el acceso a determinados tribunales, como el Tribunal Constitucional, como todo lo que se mueve en el Congreso y Senado (que es lo único posiblemente efectivo cuando hasta la Justicia reside en esas cámaras), todo eso está reservado por el Sistema para partidos políticos, diputados y senadores. Nada más.
La Constitución, las cámaras que hay (el Senado es absurdo y una carga para el contribuyente), muchísimos estamentos del Estado, como el Tribunal Constitucional, etc, etc, para ellos y para mí absurdos y/o pervertidos (corrompidos),
SOLO LOS CAMBIAS DESDE DENTRO DEL SISTEMA.
Todavía no se han enterado y me cuesta creer que los abstencionistas intelectuales se vayan a caer del guindo a estas alturas de la película (¿van a reconocer que han estado equivocados y dar un giro de 180º?; mucha humildad hace falta). Con lo cual; serán esfuerzo inútil y canalización del descontento, pero SIN causar daño ni cambio alguno al Sistema que critican.
Alvise no es abstencionista intelectual, creo, pero tanto él como los otros, con la cantidad de seguidores fieles que tienen ya (bastantes cientos de miles), con todas las dificultades que les ponen desde el Sistema, que ya los querrían muchos partidos que se vienen presentando desde hace décadas a las elecciones, si no han montado partido o partidos políticos, bien recogidos en estatutos e incluso en declaraciones notariales, para entrar a darle la vuelta al calcetín; es que algo no funciona o algo pasa.
Si fueran listos y humildes, sabrían unirse en un solo partido, que es la forma de ser efectivo en este Sistema, aunque fuera con vistas a separarse cuando se pueda.
Hay una cantidad enorme de disidencia de este Sistema, enormemente repartida, sin constituirse, ni como partido político enfocado a darle la vuelta al Sistema, ni mucho menos; ni siquiera convocan manifestaciones mínimamente juntos. Yo se lo he comentado a varios personajes con algún tirón, no tanto como Alvise y Rubén, y en todos he encontrado rechazo a la idea, creo que con excusas.
El Sistema está encantado: somos más y con un potencial enorme, mayor que el suyo, y no sabemos canalizarlo.
Algo no funciona o algo pasa.