Hay un negocio enormemente lucrativo: el de la estupidez.
Los que se dedican a explotar la estupidez ajena, que suelen ser unos listos, hacen grandes beneficios. Y es más; pronto aprenden que el negocio prospera mucho más si no solamente explotas la estupidez de los demás, sino que la fomentas, y creo que no encuentran gran resistencia.
Solo la Ley y la moral les es impedimento. Pero solo teórico. Ambas cosas no son problema en términos prácticos. La Ley en concreto es otra baza con la que el mundo que explota la estupidez cuenta a favor.
Todo esto ha cogido mucha fuerza desde hace unas décadas y un acelerón desde 2020.
Tenemos desde productos y servicios que son auténtica basura, o dados como si el cliente fuera un objeto que pertenece a quien da el servicio, hasta, desde 2020; la ejecución de un plan criminal para someter a la población mundial (salvo reductos que se opongan), con la complicidad de mandatarios nacionales, supranacionales, y el papel fundamental de los MMM. Y la mayoría de la población lo acoge como si dieran un quitamanchas que pone la cosa peor y la solución que se les ocurre es ir a por más.