Qué curioso y qué raro, ¿no?, que se sepa tanto de la espícula del SARS-CoV-2 y se haya encontrado en cuerpos humanos, pero no el SARS-CoV-2 completo, que
no se ha podido encontrar y aislar.
Claro; la naturaleza no crea solo la espícula de los coronavirus, si crea un coronavirus; lo crea completo, con espícula y nucleo-cápside. Entonces, tiene que ser que esa espícula, que sí se encuentra sin nucleo-cápside, no la ha creado la naturaleza. Entonces, la tiene que haber creado el Hombre.
Por otra parte, sabemos que las vacunas COVID19, tanto las de ARNm como las de adenovirus, lo que hacen en su faceta biológica es darle al cuerpo humano la información genética de la espícula (perfectamente conocida desde el principio y con ganancia de función para ensamblarse a los receptores ACE2) y la instrucción de que genere copias (siendo tóxica, trombogénica, inmunodepresora, etc, etc).
Entonces, parece que la forma en que llega la espícula al cuerpo humano, es por inoculación. Y quizá también y a partir de lo anterior; por los exosomas que expulsa un cuerpo vivo que se considera infectado, lo que podría provocar el contagio, pero directamente de la espícula encapsulada y algo mutada que produciría el cuerpo infectado, no del SARS-CoV-2 completo.
Por tanto; no parece que haya origen natural y parece que el inicio de la cadena sería la inoculación. Lo cual es coincidente con las observaciones recogidas en diversos informes y "papers", como el "
Informe Barbastro", en el que precozmente, unos médicos españoles sistematizaron una casuística que estaban observando, en la que los afectados de COVID19 en las primeras fases de la primera oleada (primer trimestre de 2020) serían predominantemente vacunados de gripe.
Vaya, vaya... ¡tela!...