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LA REALIDAD DE LAS VACUNAS (Y TODOS LOS INYECTABLES)
Como sabéis este sábado no pudimos grabar programa por problemas técnicos, pero los cuatro habituales sí que tuvimos una reunión muy interesante y productiva.
Uno de los múltiples temas que abordamos en nuestra reunión fue la traición, cual caballo de troya, perpetrada por RFK tras la campaña de vacunación de la triple vírica en Tejas (EEUU) y el supuesto brote de sarampión en este estado, con muerte de niña no vacunada, incluida.
Estuvimos hablando sobre qué llevan las vacunas y por qué hay distintas persona y grupos abanderando la discusión de "son galgos o son podencos" que se ha generado tras las vacunas COVID y que también se acabará trasladando a las vacunas del calendario vacunal infantil. En esta discusión se ha estado hablando del grafeno, la proteína spike, los metales pesados, las nanopartículas lipídicas, los nanobots y los fragmentos de ADN que modifican el código genético.
Siempre tiene que haber algunas versiones oficiales/oficialistas (proteína spike y ADN residual) y otras extraoficiales (grafeno, hidrogel, metales pesados, parásitos, nanobots).
De lo que no habla casi nadie es de lo que a mi, personalmente, me parece lo más importante y más peligroso, no se habla de las microzimas o simbiontes presentes en todas las vacunas y probablemente todos los inyectables. Se trata de micropartículas, con vida propia (movimiento propio) que albergarían la información de la vida. Todos los seres vivos las tenemos y en nuestro caso, son las que nos hacen a imagen y semejanza de Dios (la esencia de la vida), según la Biblia.
Si los inyectables y, a juzgar por los vídeos compartidos por Ana Mihalcea, la vacuna triple vírica, contienen estas microzimas/simbiontes, de una naturaleza distinta a aquellos con los que fuimos creados, se estaría modificando la esencia de la vida misma, en cada uno de nosotros.
Esta modificación de la esencia de la vida, dada la capacidad pleomórfica de los simbiontes, afectaría a todos los sistemas del cuerpo, no solo al ADN. Y es precisamente esto lo que se observa en la diversidad de efectos adversos que ya se han registrado tras las vacunaciones: miles de patologías.
No es sorprendente, por tanto, que se empeñen en desviar el foco del contenido real de las vacunas, incluso de manera oficial, como si se hubiera descubierto lo que realmente hacen las vacunas COVID. Esto es lo que yo llamaba "control de daños". Centro el foco en las vacunas COVID, ya amortizadas, en lugar de todos los inyectables. Centro el foco en el ADN y la proteína Spike, o el grafeno, o el hidrogel, en lugar de los simbiontes.
Este es el verdadero debate que debería llevarse a cabo, los simbiontes "sintéticos", su verdadero impacto y lo que se puede hacer para revertir la modificación de la esencia de la vida.
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